Con
el diagnóstico realizado nos damos cuenta que el colegio se encuentra equipado
de tecnología y tiene las posibilidades de adquirirla en caso de ser necesario.
Sin embargo, valdría la pena preguntarnos ¿qué tan capacitados se encuentran
los docentes para hacer uso de estas tecnologías? Como hemos visto, no basta
con implementarla en la escuela y particularmente en el aula de clases, ni que
los profesores sepan cómo manejar o cómo funciona la misma. Lo importante y
fundamental es que sepan de qué manera usarla para que así puedan formar parte
del proceso de enseñanza-aprendizaje; que los docentes conozcan los usos que se
le puede dar para plantear estrategias pedagógicas y didácticas. Los futuros
docentes deben participar en entornos de aprendizaje asistidos por las TIC, que
favorezcan la innovación[1].
De lo que se trata es de aprovechar estos recursos tecnológicos para mejorar la
enseñanza y el aprendizaje que se les puede brindar a los alumnos de hoy en
día, o particularmente a las alumnas de 11º grado del colegio Villa Caritas en
lo que respecta al curso de Religión en este caso. Asimismo debemos recordar
que la tecnología no sustituye o reemplaza el papel del docente, y que éstas
son sólo medios y no fines de la educación.
“(No)
debe cometerse el error de imaginar que el cambio educacional será guiado por
las nuevas tecnologías de la información y comunicación, por poderosas que
éstas sean. La educación es mucho más que sus soportes tecnológicos; encarna un
principio formativo, es una tarea social y cultural que, cualesquiera sean las
transformaciones que experimente, seguirá dependiendo, ante todo, de sus
componentes humanos, ideales y valóricos. La historia nos enseña que las
tecnologías de la palabra son acumulativas, no sustitutivas, y que ellas
dependen de los fines sociales y no al revés[2]”.
Enseñar
a alumnas que son nativas digitales es un gran reto para nosotros los docentes,
sobre todo los que son considerados como inmigrantes digitales, puesto que
supone realizar un serio esfuerzo por tratar de aproximarnos a su realidad,
modo de pensar, sentir y vivir. Reconociendo y aceptando que el alumno de hoy
en día no es el mismo de hace veinte años y que al estar inserto en un mundo
globalizado, donde el cambio es permanente y la tecnología es cada vez más
avanzada. Cabe recordar que el aprendizaje no es ya una actividad confinada a
las paredes del aula, sino que penetra todas las actividades sociales (trabajo,
entretenimiento, vida hogareña, etc), y por lo tanto, todos los tiempos en los
que dividimos nuestro día[3].
Esta situación trae una serie de consecuencias y efectos: la disminución y
dispersión de la atención, una cultura “mosaico”, sin profundidad, la falta de
estructuración, la superficialidad, la estandarización de los mensajes, la
información como espectáculo, etc [4].
ACUÑA, Alexandra y RODRÍGUEZ Nohora
Elsa. Pedagogía y TIC. Módulos de estudio. Licenciatura en Educación Básica con
énfasis en Humanidades y Lengua Castellana. Pág. 14
[3] Íbid.
[4] ADELL,
Jordi. Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la
información. En: http://www.uib.es/depart/gte/revelec7.html
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