viernes, 21 de marzo de 2014

Fundamentación y justificación

Con el diagnóstico realizado nos damos cuenta que el colegio se encuentra equipado de tecnología y tiene las posibilidades de adquirirla en caso de ser necesario. Sin embargo, valdría la pena preguntarnos ¿qué tan capacitados se encuentran los docentes para hacer uso de estas tecnologías? Como hemos visto, no basta con implementarla en la escuela y particularmente en el aula de clases, ni que los profesores sepan cómo manejar o cómo funciona la misma. Lo importante y fundamental es que sepan de qué manera usarla para que así puedan formar parte del proceso de enseñanza-aprendizaje; que los docentes conozcan los usos que se le puede dar para plantear estrategias pedagógicas y didácticas. Los futuros docentes deben participar en entornos de aprendizaje asistidos por las TIC, que favorezcan la innovación[1]. De lo que se trata es de aprovechar estos recursos tecnológicos para mejorar la enseñanza y el aprendizaje que se les puede brindar a los alumnos de hoy en día, o particularmente a las alumnas de 11º grado del colegio Villa Caritas en lo que respecta al curso de Religión en este caso. Asimismo debemos recordar que la tecnología no sustituye o reemplaza el papel del docente, y que éstas son sólo medios y no fines de la educación.
“(No) debe cometerse el error de imaginar que el cambio educacional será guiado por las nuevas tecnologías de la información y comunicación, por poderosas que éstas sean. La educación es mucho más que sus soportes tecnológicos; encarna un principio formativo, es una tarea social y cultural que, cualesquiera sean las transformaciones que experimente, seguirá dependiendo, ante todo, de sus componentes humanos, ideales y valóricos. La historia nos enseña que las tecnologías de la palabra son acumulativas, no sustitutivas, y que ellas dependen de los fines sociales y no al revés[2]”.
Enseñar a alumnas que son nativas digitales es un gran reto para nosotros los docentes, sobre todo los que son considerados como inmigrantes digitales, puesto que supone realizar un serio esfuerzo por tratar de aproximarnos a su realidad, modo de pensar, sentir y vivir. Reconociendo y aceptando que el alumno de hoy en día no es el mismo de hace veinte años y que al estar inserto en un mundo globalizado, donde el cambio es permanente y la tecnología es cada vez más avanzada. Cabe recordar que el aprendizaje no es ya una actividad confinada a las paredes del aula, sino que penetra todas las actividades sociales (trabajo, entretenimiento, vida hogareña, etc), y por lo tanto, todos los tiempos en los que dividimos nuestro día[3]. Esta situación trae una serie de consecuencias y efectos: la disminución y dispersión de la atención, una cultura “mosaico”, sin profundidad, la falta de estructuración, la superficialidad, la estandarización de los mensajes, la información como espectáculo, etc [4].




ACUÑA, Alexandra y RODRÍGUEZ Nohora Elsa. Pedagogía y TIC. Módulos de estudio. Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana. Pág. 14

Citado por: Braslavsky, C. Las políticas educativas frente a la revolución tecnológica en un mundo de interdependencias crecientes y parciales. UNESCO. Brunner, J. Globalización, Educación y Revolución Tecnológica. Chile. 2000
[3] Íbid.
[4] ADELL, Jordi. Tendencias en  educación en  la sociedad de las tecnologías de la información. En: http://www.uib.es/depart/gte/revelec7.html

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